Narración: Hoy no


Ayer fue igual que anteayer y al día anterior y al anterior pero hoy es distinto...

Me siento distinto, decidido. A pesar de que he seguido mi rutina diaria. La misma, vacía y hartante rutina

Me levanto con el despertador, lo apago; me aseo para ir al trabajo, no desayuno.

Una vez en el trabajo saludo a las misma gente, evito a los de siempre.

Me siento en esa silla, frente a la computadora. Configuro el sistema y con ayuda de unos audífonos y un micrófono empiezo 4 horas de hablar ininterrumpidamente.

Atiendo a personas diferentes pero con problemáticas tan similares que siempre me parecen la misma.

Corto el rollo un momento y voy a comer con mi compañero de al lado. Siempre al mismo puesto en la esquina.

Asiento cuando cuenta algo que cree interesante. Solo pienso en lo aburrido que es. Vive con su esposa e hijos, no se queja de su vida. Es monótono, uno mas.

Regreso a torturarme cuatro horas mas al trabajo. Hablo y atiendo amablemente a los clientes o eso dicen. La verdad es que hace años deje de escuchar lo que les decía, aprendí a no escuchar mi propia voz cuando trabajo, se lo que tengo que decir de memoria, también las excepciones.

Tanto tiempo haciendo lo mismo. Tanto tiempo teniendo días iguales. Pero hoy es diferente.

Después del trabajo usualmente regreso a casa aunque hay días especiales en que visito a mi madre antes. Hasta entonces me alimento de verdad; el dinero que gano no me permite comer tantas veces al día, pero también a eso me acostumbré.

Al llegar a la casa que rento, mi novia en vez de saludar menciona las cuentas que faltan por pagar y sus "necesidades" aunque el cariño no entra en ellas, solo quiere dinero.

Reviso mi facebook y leo mensajes de mis hijos; necesitan dinero. Su madre apenas me deja verlos y aun así tengo que darles mas del 70% de mis ganancias. La ultima vez que hable con mis pequeños, descubrí que cuando recibieron el último pago se fueron inmediatamente de vacaciones con el nuevo novio de mami que no paga.

Después me acuesto en mi cama para ver la televisión un rato, tras un par de horas me quedo dormido. Al día siguiente, la misma rutina.

Pero hoy...

Hoy estoy decidido. No me sentía así desde que le propuse matrimonio a Rebeca, la madre de mis hijos, esa maldita.

Mi rutina el día de hoy fue la misma de siempre salvo dos excepciones.

La primera, cuando revisé mi facebook mande un mensaje a mis hijos diciendo "los quiero mucho. Volveré cuando tenga dinero para darles la vida que se merecen; les pedí que no me odien.

La segunda, no me fui a mi cama a ver la televisión, fui por las llaves de mi coche y manejé, manejé varias horas hasta que ya no sabía donde me encontraba.

Quemé mi automóvil con mis identificaciones y mi ropa, nadie podría encontrarme aunque quisiera. Ahora estoy parado al borde de este precipicio, respiro la brisa del mar, desnudo y decidido.


Estoy harto de solo ser una maquina de dinero. Estoy harto de que mis propios hijos no reconozcan mi voz cuando les hablo por teléfono. De que cuando los vea me miren como a un extraño con el que tienen que ser amables.

Estoy harto de la resignación que sentí durante tantos años. Estoy harto de ser uno mas.

No obstante, me falta valor para replantear mi vida. Me aterra reconocer que he vivido equivocado. Tengo que aprovechar este momento antes de que me arrepienta.

Ayer fue igual que anteayer y al día anterior y al anterior pero hoy es distinto...hoy no hay mañana.

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